viernes, 29 de octubre de 2010

CRONICAS DE GUAYAQUIL
Escrito por: Rosa Contreras Jordán
Cristóbal Molina era un  cronista español al cual llamaban también el cuzqueño, este mestizo fue el primero en contar sobre Guayaquil una serie de afirmaciones que en nuestros días podríamos demostrar lo equivocado que estaba en cuanto al progreso de Guayaquil. Como por ejemplo en su obra “conquista y población del Perú” dice que el pueblo de la culata como era llamada Guayaquil en la antigüedad no duraría mucho y que las personas no vivirían hay tanto tiempo por su naturaleza inhóspita como mangles muy altos y tan duros que dañaban las hachas cuando trataban de cortarlos. Es verdad que Guayaquil en la antigüedad no era lo que conocemos hoy para nada ya que ni buenos instrumentos de labranza tenían pero eso no es motivo de dar afirmaciones de algo, que según él pasaría en el futuro, ahora podemos ver la equivocación y la falta de visión analítica, no es que tenga algo en contra de él es mas lo admiro como ser humano por ser un defensor de la verdad y denunciar los maltratos que daban los españoles a los indios, pero se equivocó en dar una afirmación futurista muy pobre, porque aunque esta no es la ciudad más avanzada del mundo si es un ejemplo de progreso extraordinario.
En la obra “descripción y población de las indias” escrita por Fray Reginaldo de Lizárraga hace una descripción de las viviendas aduciendo que no le gustaban por ser de madera con techos de hojas de bijao que permitían a ciertas sabandijas meterse en la casa. Y hasta cuenta una anécdota que cuando estaba en casa de personas adineradas en una reunión observó como una culebra perseguía a un ratón, el anfitrión justificando este imprevisto dijo que las culebras eran excelentes para matar ratas y que en todas las casas tenían una. Luego se quejó por la cantidad de insectos en especial los mosquitos que molestaban todo el bendito día. Opinó muy desagradablemente en cuanto los arribos y salidas por la corriente de la ría.
Pero bueno por lo menos observó el lado bueno diciendo que la madera que se exportaba era muy buena, la carne de puerco y aves eran muy sanas, el agua era medicinal porque cerca existía un arbusto llamado zarzaparrilla la cual era buena para enfermedades de la piel en especial las venéreas.
Luego Fray afirma haber visto a un hombre que tenía sífilis, que ni siquiera era capaz de comer con sus propias manos, lo habían transportado del valle de Riobamba a Guayaquil, luego de seis meses lo había visto totalmente curado; pero esta afirmación es debatida por dar un diagnostico que pudo haber sido de reumatismo y al llegar al clima caliente de Guayaquil obviamente mejoraría.
Fray relata que “el maíz es muy blanco, la gente come panes de fruta pan o yuca y gustaron bastante. Las naranjas y limas son deliciosas, pero que las badeas superaban a todas las demás frutas, son grandes como un melón, de color verde, por dentro es blanco y suave que cuando se come sabe como a las uvas moscatel de España”
En el golfo nos cuenta otras historias curiosas, y esta vez son los caimanes dormilones. En panamá tres doncellas fueron a un estero a bañarse ya secas se sientan en una peña a las 7 de la noche, una de ellas se pincha con la peña y empieza a tantear   
la cola del caimán, alzándola para verla mejor; oh sorpresa estaba sentada encima del caimán llamó a sus compañeros que luego mataron al animal, el cual seguía dormido, y ni por enterado que lo estaban matando, y por cierto que suerte la de las niñas que en nuestros días no creo que hubieran hecho el mismo chiste y no por los caimanes sino por otra clase de animales que se aprovechan de la gente que anda dando piso por ahí a delincuentes, pero bueno eso es otro cuento sigamos con lo nuestro.

Los marinos españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa en 1748 y por orden del Rey, escribieron la obra "Relación histórica del viaje a la América Meridional" y escribieron de Guayaquil en el Tomo I, Libro VI, Capítulo III al X.




A estos personajes les llamo la atención lo larga que era la ciudad tenia media legua que si no me equivoco vendría ser 2786.35 metros de casas frente al río para ver el paisaje el cual nunca era igual, porque las aguas subían y bajaban llevando balsas y otras embarcaciones de vela a la orilla, habían dos calles, la de la ría y la interior (Hoy Panamá). Las casas eran de madera y caña, tenían techos hechos de gamalote y bijao, pero algunas eran de adobe y piedra en Ciudavieja. En  Ciudanueva los techos eran con tejas y rondaban comentarios que los incendios eran hechos a propósito por esclavos resentidos de los maltratos de sus dueños, pero bueno yo no juzgaría eso, yo en sus zapatos hubiera hecho lo mismo.



Jorge Juan de Ulloa

Luego dicen algo tan distinto a lo que dijo Cristóbal Molina: "Las casas eran grandes, hermosas y de madera incorruptible, algunas duraban un siglo. Tenían la planta baja destinadas a almacenes y bodegas, la alta era para vivienda de sus dueños y los entresuelos para alquilar a forasteros de paso mientras vendían sus mercaderías. Para precaverse del fuego los ingeniosos moradores utilizaban un método práctico, alejando los sitios destinados para las cocinas a como doce o quince pasos, con comunicación por un puentecito techado que se cortaba a hachazos apenas comenzaban los incendios, de tal forma se salvaba el resto de la propiedad.”, este comentario fue diferente porque obviamente Guayaquil estaba progresando y porque él si plasmo la inteligencia con la que esta ciudad se estaba convirtiendo en la capital comercial más importante del país, notó la tenacidad de sus habitantes que no se dejaron vencer por la naturaleza inhóspita de la que hablaba Molina.
Los españoles en Guayaquil eran blanquísimos, cosa que era rara porque en la península eran  trigueños hasta habían muchos albinos, pero antes de Juan y Antonio Ulloa, el Inca Garcilaso en sus "Comentarios Reales" ya había dicho que los guayaquileños eran rubios y después Sir Basil Hall, en su obra "Voyage au Chili au Perout et au Mexique", dice que "las guayaquileñas son de tez blanquísima, porque están constantemente en casa cubiertas del sol, mientras que Juan y Antonio Ulloa dicen que son blancas porque el suelo de arcilla producía vapores calientes que las blanqueaban. Bueno la arcilla sirve para hacer limpiezas profundas a la piel por lo cual si la puede blanquear pero puede que haya sido por los dos motivos… quien sabe???
Las mujeres guayaquileñas vestían muy elegantes y bien cubiertas nada que ver en nuestros días aunque la verdad aun no entiendo como esas mujeres vestían de esa manera con tremendo calor.
Luego afirman que "En cuanto a las bebidas se toma el aguardiente de uva que llaman pisco de Castilla, así como numerosas Mistelas con dulces y olores penetrantes. El vino se bebe poco por caro y los punches de frutas y licor son deliciosos y aceptados después de las once de la mañana y al anochecer a las cinco de la tarde.” Estas bebidas quizá fueron los antecesores de las actuales y digo quizá porque en cuanto a la historia difícilmente se puede ser dueño de la verdad total.
Entonces, acaso se podría decir que el progreso es la aniquilación de nuestro pasado que nos representa y de un ambiente sano???.... yo diría que sí, lamentablemente el hombre no es perfecto por tanto, tampoco lo son sus acciones, cambia un inconveniente por otro pensando que eso es para un futuro mejor como dicen, pero el mismo progreso nos ha servido para saber en nuestros días que ya su significado no es la de una mejora sin repercusiones posteriores, sino la de acciones que mejoran a corto plazo y nos extinguirá en uno largo, al menos que el progreso descubra la forma de vivir en otro planeta; miremos un ejemplo, las aguas de la ciudad antes eran medicinales ahora el que se la tome tendrá que irse separando una cama en el hospital y no solo en Guayaquil sino en todo el mundo pasa lo mismo, pero ojo tampoco quiero decir que el progreso es totalmente malo, porque mucho nos hemos servido de él, para las enfermedades, una vivienda segura y satisfacer las curiosidades del hombre sobre el universo que nos rodea. Pero lo que sí es cierto, es que el progreso nos ha hecho personas consumistas y ha convertido a las vanidades en necesidades, pero eso en relación con el medio ambiente. Ahora el progreso frente a la aniquilación de nuestro pasado y tradiciones es casi lo mismo, a medida que se va “progresando” perdemos ciertas costumbres que de alguna forma nos distinguían, en la antigüedad los guayaquileños se diferenciaban por sus elegantes vestimentas ahora ya solo basta con unos jeans, blusa y chancletas eso en mi caso jeje, ahora se preguntaran porque me enfaticé más en el progreso versus medio ambiente que en el progreso versus aniquilación de pasado y costumbres si este es un blog de historia y literatura y no del medio ambiente???, pues por la sencilla razón que la sobrevivencia de nuestras costumbres dependen de la nuestra, si nosotros desapareciéramos entonces quienes estudiaran e inmortalizaran nuestras tradiciones, costumbres y cultura que tanto queremos recuperar, quienes escribirán sobre éstas, porque aunque mucho del pasado sabemos por escritos eso no quiere decir que un papel tan frágil tendría más posibilidades de subsistir que el propio ser humano, sino entonces porque hay muchos misterios sin resolver en la historia???, pero bueno esta es mi humilde opinión y no espero que la compartan solo que la analicen.

viernes, 22 de octubre de 2010

Gaspar Sangurima

GASPAR SANGURIMA


Reconocido escultor cuencano que contribuyó con un gran aporte al arte cuencano, conocido también como el “Lluqui” (Zurdo) Sangurima.  Hijo de Gregorio Sangurima y Francisca López, su fecha de nacimiento no se la conoce con exactitud pero se estima que fue en la penúltima década del siglo XVIII.

El Lluqui es un icono del arte colonial cuencano, destacado por su impresionante habilidad para esculpir, por ello sus Cristos, caracterizados por su encarnación brillante, con llagas de sangre fresca, en actitud de muerte serena y resignada, de cuyo costado abierto brotaba sangre que chorreaba hasta el paño de pudor.

Cuando el Libertador Simón Bolívar llego a Cuenca, Gaspar Sangurima ya era un pintor famoso. Le hizo un retrato y Bolívar quedo admirado por su gran habilidad, concediéndole así una pensión vitalicia de treinta pesos mensuales, y para aprovechar el oficio del maestro, dispuso la creación de una Escuela de Artes y Oficios, encomendándole su dirección.

Sangurima vivió muchos años desarrollando su arte y transmitiéndolo a sus alumnos, marcando con su insuperable talento una época dentro del arte colonial ecuatoriano y especialmente cuencano. Creó una escuela que fue continuada por sus hijos Cayetano y José María, y posteriormente por artistas de la talla de Miguel Vélez y Alvarado.
Gaspar Sangurima falleció el 5 de Noviembre de 1835 y fue enterrado en la Iglesia de Santo Domingo, pero sin embargo aun podemos admirar sus obras en la Sala Capitular del Carmen de la Asunción, Museo de la Concepción, Museo Crespo Toral de la Municipalidad de Cuenca, el Sagrario de Quito. Así como, una placa en su honor que está ubicada en las calles Gaspar Sangurima y General Torres, lugar donde residió y montó su taller artesanal.






 


    "Piedad" de Sangurima

Guayaquil en su Historia.

Proceso fundacional de Santiago de Guayaquil

Lo que conoce como fundación de Guayaquil es un tema que sacude a los historiadores pues que documentación sobre ella no se posee exactamente, y es un tema muy controversial incluso a nivel de Hispanoamérica.
La gran mayoría de  estudios realizados apuntan a que la originaria fundación de Santiago de Guayaquil fue el 15 de Agosto de 1534, en Liribamba a orillas del rio Colta por el Mariscal español Diego de Almagro con el nombre de “Santiago de Quito”, el asentamiento general y definitivo de la ciudad ya con el nombre de “Santiago de Guayaquil” lo realizo el Capitán Francisco de Orellana en 1538 en el cerrito verde conocido en la actualidad como cerro Santa Ana. 
El llegar al entendimiento de este tópico tan controversial es mucha necesidad hacer una aclaración de términos sobre las palabras: Fundación y traslado, ya que es por visto a la palabra fundación como el acto jurídico donde se establece una ciudad pero por una sola vez, por el contrario los traslados son aquellos resultados de las circunstancias que se originen a partir de la fundación, cosa que nuestra ciudad no fue la excepción, debido a que tuvo varios traslados, hasta asentarse definitivamente en 1538.
 La historia se fue dando con Diego de Almagro y Sebastián de Benalcazar que se encontraban a las orillas de rio de Colta , en la llanura de Cicalpa, cuando se obtuvieron noticias respecto a que un aldeano llamado Pedro de Alvarado que era conocedor las riquezas del Reino de Quito, había desembocado en parte de nuestras costas, donde actualmente se establece el territorio de la provincia de Manabí, para empezar su conquista, por otro lado el Mariscal Diego de Almagro, que por su condición de mariscal, poseía la facultad de fundar ciudades, un 15  de Agosto de 1534, junto a Sebastián de Benalcazar como testigo, funda Santiago de Quito, y se sabe que en el acta decía que debía ser trasladada a un lugar más favorable para su asentamiento poblacional definitivo. Dicha ciudad tomo el nombre de Santiago en decoro al Santo patrono de España y además porque la cedula real consignada en 1529 a favor de Francisco Pizarro, en la cual expresaba que él podía conquistar territorios que surcaran desde Esmeraldas hacia el sur de Perú, añadido a esto se menciona también que Pizarro tenía que fundar en estos territorios una ciudad con el nombre de Santiago, para así poder llegar a fortalecer su derecho de conquista. Por tal motivo lo llamo Santiago, y se le colocó Quito por encontrase en esos territorios.
Por otro lado el 28 de Agosto de 1534, también se levanta el acta de fundación de la villa de San Francisco de Quito teniendo también la misma clausula especificando que debía tener un traslado, es decir ser construida mas tarde en el sitio originario donde había estado establecido Quito, por ser igual mejor lugar para levantar la ciudad de españoles.  Benalcazar posteriormente acatando las ordenes de Almagro, en el acta de fundación del 15 de Agosto, tuvo que trasladar Santiago y en el mismo año un mes después la asentó en Chilintomo, región que era gobernada por un cacique llamado “Guayaquile”, aunque se desconoce si este personaje existió verdaderamente, es una de las fuentes más confiables, puesto que documentos españoles afirman su existencia.
La documentación especifica que Sebastián de benalcazar mantuvo una buena relación con los nativos y con el cacique Guayaquile, el cual era conveniente para los poco españoles que habitaban la zona, además para tener una pacifica convivencia. Este fue uno de los motivos el que hizo que Francisco Pizarro el 22 de enero de 1535 mando desde el pueblo de la Pachacamac, en Perú, un comunicado explicando y pidiendo que se apruebe la fundación de Santiago de Quito y a los miembros que constituían su cabildo, que habían sido seleccionados por Diego de Almagro.
Este lugar que se había seleccionado tampoco cumplía las medidas de seguridad requeridas, dada esta razón en junio de 1535, Benalcazar traslada la ciudad a un sitio que pudiera y que tuvieses las características para ser un puerto seguro para el sin número de embarcaciones los mares entre Panamá y Perú. Este punto referencial estaba situado cerca del rio que conocemos como Babahoyo, específicamente en el punto que se llama Estero de Dimas, se tiene conocimiento de que fue de una manera pacífica gracias al apoyo y acuerdo que tuvieron los moradores Guancavilcas, los Chonos y los colonizadores españoles, quienes para poder hacerlo, tuvieron que prometer que respetarían la vida, propiedades e instituciones de los nativos indígenas.
Continuando con los procedimientos Benalcazar dispuso que Diego de Daza se encargue de la ciudad, mientras que el viajaba a Quito a continuar con la conquista. Para la historia es conocido este traslado como Amay, que es una palabra vernácula del litoral, que significa cauce grande o rio grande.
Posteriormente los españoles quebrantando las promesas emitidas para la conquista, se dispusieron a cometer una serie de atropellos, por lo que en el mes de enero de 1536, destruyeron totalmente la ciudad, asesinaron a todos sus habitantes, solo pudiendo escapar Diego de Daza y unos 5 vecinos que alcanzaron llegar a la ciudad de Quito a contar lo sucedido. Pizarro al saber de lo ocurrido intentando levantar la ciudad nuevamente, manda a Hernando de Zaera, pero la verdad es que no fue fácil el hacer nacer nuevamente de las cenizas  una ciudad, porque los Guancavilcas y los Chonos no permitían un nuevo asentamiento español, y luchaban por defender lo suyo, pero luego de varias batallas, los españoles pudieron someter al pueblo indígena, pero solo bajo una capitulación, donde se aceptaba varias exigencias de los indígenas, como la de traer mujeres españolas para poblar la ciudad. Después de todo esto la ciudad puedo ser levantada en el sitio de Chaday, a orillas del rio Yaguachi.
En agosto de 1536 el capitán Zaera, sale de la ciudad para auxiliar a Pizarro, y junto con el salen todas sus fuerzas, dejando la ciudad abandonada y expuesta a los Guancavilcas y Chonos quienes se aprovechan y la destruyen nuevamente. Al suceder esto Pizarro, manda a Francisco de Orellana, a recentar una vez más la ciudad, quien con su valentía y gran sentido de humanismo la asienta en la falda sur de la colina del cerrito verde.
No obviando que en 1541 se da con Diego de Urbina, la reconstrucción de la nueva ciudad Santiago de Guayaquil, y que en 1547 el Capitán Francisco de Olmos da la consolidación definitiva en el cerrito verde.

sábado, 16 de octubre de 2010